La mutación ontológica de la imagen permite tomar caminos estéticos en los que la imagen puede distanciarse de su mímesis con lo real y hacer del registro un punto de partida para transformar el aspecto inicial en algo que retome la relación del cine con la pintura. El descubrimiento del píxel rojo que se desprende del foco de la cámara que emplea Focareta, visible si se amplía dactilarmente la imagen, lo anima a manipular los planos de una casa, otros de árboles y de la luna y verificar que de esa condición técnica puede desarrollarse una estética; de aquí surgen también una meditación sobre la luz en general y una noción particular de las máquinas en relación con la experiencia perceptiva. La cita erudita que se incluye hacia el final contextualiza la inquietud del cineasta, y también restituye otras formas de dispersión de la luz en el espacio, como las que provienen de las luciérnagas. (Roger Koza)