Las demostraciones y el acampamiento por cuatro meses durante el 2011 de las campesinas y de los campesinos mexicanos ante las medidas del gobierno de turno en contra de los derechos sobre sus tierras constituye un capítulo más de la lucha campesina que desborda incluso el año 1992 al que se refiere una de las manifestantes más lúcidas y aguerridas. Si bien a Hahn le importan los motivos de la protesta, el interés de la cineasta pasa por el método elegido para expresar el desacuerdo y mantener el espíritu de insurgencia: la desnudez casi total de los manifestantes. La película pertenece a una serie de cortos donde se considera conceptualmente al cuerpo como un arma. O, como lo dice la manifestante ya aludida, lo único que tienen ante el despojo total que han padecido es la propia piel. (Roger Koza)