Como el propio film lo intuye, los acuerdos de paz entre el Gobierno colombiano y los miembros de las Farc que empezaron en Oslo y siguieron luego en La Habana años atrás son endebles; no menos frágil es también el destino de Victoria, una mujer joven que luchó en las filas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia: reinsertarse en el orden social y económico es arduo, porque la desconfianza y el rencor persisten en la sociedad colombiana, y la relación entre bienestar y esfuerzo laboral propende como antaño a lo injusto. Victoria, además, tiene una hija pequeña y no le falta mucho para dar a luz a su segundo hijo. En ese contexto biológico y político, la protagonista tomará una decisión controversial: vender en el mercado clandestino las armas que ha escondido.
He aquí la situación y asimismo la acción principal del film, pero este no se define solamente por eso, porque Etminani favorece con sus decisiones formales la intensificación de la dimensión sensorial en el registro. ¿De qué modo? Acentuando la fuerza del sonido en distintos pasajes, eligiendo encuadres orientados a la contemplación espacial y empleando la oscuridad como un recurso estético legítimo. (Roger Koza)